
pues aqui volviendo a lo mismo de siempre y tratar de seguir con este blog, he he he una que otras noticias.. para los panas. ahi se ven perros
Simplemente tienes que bajar la aplicación gratuita de Mojo y una interfaz fácil de usar te permitirá invitar a tus amigos a compartir sus librerías. Podrás escuchar e incluso ver sus videos y Podcasts en tiempo real, y si quieres, bajarlos a tu librería. Todo a través de Internet y sin nada de esfuerzo. Esta aplicación está disponible para Mac y Windows (beta).
Todavía nadie está hablando de la legalidad de este servicio. Recién debutó hace unos días. En todo caso, estaremos atentos, ya que me huele a que la industria estará metiendo su nariz en esta tecnología muy pronto. Ya les contaré…
El jueves recién pasado, el servicio de actualización de Apple (enfatizo actualización), que es parte del programa iTunes, me informa que hay una nueva versión del famoso reproductor de música listo para ser instalado en mi PC con Windows. Como siempre, le doy el visto bueno para que comience a “ponerme al día” (sinónimo de actualización).
Sin embargo, es aquí cuando Apple prepara la vaselina y comienza la profanación: Tras terminar la supuesta actualización, me doy cuenta que acabo de quedar embarazado con el nuevo Safari 3.1. Este navegador se instaló como un programa nuevo en mi sistema sin yo darme cuenta alguna.
Confundido y violado, me pongo a buscar una explicación, y me topo con este post de John Lilly, CEO de Mozilla.
Lástima que cuando actualizo el firmware de mi iPod Classic, no me llega un iPod Touch o un Macbook Air automáticamente a mi casa. Pero lo qué sí tengo claro, es que Apple está desesperado tratando de meternos Safari a la fuerza, y eso no es justo.
No es nuestra culpa que nadie se enamore ni le excite instalar ese navegador para Windows por las buenas. Además, el hecho que me vaya a la cama con el iTunes porque me gusta, no significa que Apple tenga el derecho de invitar a alguien más a participar y a robarse parte de la acción.
Independientemente que Safari sea el peor o mejor navegador, o que Apple sea una empresa diabólica o Divina, una actualización no es lo mismo que un programa nuevo, y el hecho de que Apple nos haya “metido la puntita a ver si pasa”, no significa que tengamos que gozarlo y hacernos los tontos como si nada hubiera pasado.
Como en tantas otras tecnologías, a priori sus características eran mejores que las de sus competidores, pero este no es el único punto necesario para triunfar, como estamos viendo en este especial. A pesar de todo, el Laserdisc ha sido y sigue siendo un objeto de culto para algunos, de forma similar a los discos de vinilo, con los que comparte ciertas semejanzas, la más evidente la forma y el tamaño.
El Laserdisc fue un desarrollo conjunto de MCA y Philips, en la que la primera producía los discos y la segunda los reproductores. En 1972 se hizo la primera demostración de esta tecnología, que se puso a la venta a finales de 1978 en Estados Unidos con el lanzamiento de la película Tiburón. Su vida se ha extendido hasta el año 2000, cuando se comercializaron las últimas películas, entre las que se encontraba Sleepy Hollow, aunque en Japón se lanzaron algunos títulos más durante el siguiente año.
Los discos Laserdisc tienen un diámetro de 30 centímetros y están fabricados con dos discos de aluminio cubiertos con plástico y pegados entre si. Se trata de un formato analógico, aunque posteriormente algunos discos incluyeron el audio en formato digital.
Hablamos de caras, ya que, como en el caso de los LPs, disponía de dos caras distintas, con lo que si la película ocupaba más de una cara (la mayoría lo hacían) era necesario levantarse para cambiarla, excepto en algunos modelos de alta gama que incluían un modo para intercambiarla automáticamente girando la lente y el sentido de giro.
La calidad del vídeo en Laserdisc era muy superior a la del VHS, con 440 líneas frente a las 240 del VHS. Además, al ser un formato óptico no requería contacto entre el lector y el disco, por lo que este no se desgastaba ni sufría deteriores, al contrario de lo que pasaba con las cintas de vídeo.
Claro que el formato también tenía sus pegas. Entre ellas el enorme tamaño de los discos, que los hacía más difíciles de manipular y provocaba que el lector hiciera ruido al leerlos. Además, debido a su capacidad, muchas películas requerían el uso de más un disco para ser almacenadas.
A partir de la aparición de los DVD estos empezaron a reemplazar al Laserdisc, aunque, como curiosidad, Pioneer lanzó el Pioneer DVL-9, un lector que funcionaba tanto con Laserdisc como con DVD.
El auricular PFR-V1 de hecho es más un sistema de altavoces alrededor de tu oído. Los graves y agudos rodean tu oído mientras los graves penetran de lleno en el conducto. Por lo que parece, es como tener un sistema de sonido alrededor de la cabeza, muy pegado a ti. Sony dice que la experiencia es similar a tener un concierto enfrente y solo para nosotros.
Más estandar es el sistema de sonido Sony SRS-ZX1, también presentado hoy con un precio de 400 dólares. En este caso, aunque lo parezca por las imágenes, son grandes altavoces tanto en tamaño como en sonido. Aúnan lo mejor en materiales de construcción y tecnología para que el sonido sea lo mejor posible, y sus usos no son nada personales sino más bien amateur o semiprofesional de bajo presupuesto.
Los discos Zip se presentaron como una alternativa, de mucha más capacidad, a los disquetes. Mientras en estos solo se podía almacenar 1.44 MB, los Zip alcanzaban una capacidad de 100 MB, con un tamaño similar. En realidad, los discos eran prácticamente idénticos, aunque bastante más gruesos.
Se introdujeron en el mercado en 1994 y, además de la mayor capacidad, también ofrecían una mayo velocidad de acceso y de transferencia. El tiempo de búsqueda era de 28 milisegundos y su tasa de transferencia de 1 megabyte por segundo, comparado con los 62 kilobytes de los disquetes.
Los interfaces de conexión eran bastante variados. Se podían encontrar modelos internos con conexión ATA y con conexión SCSI, mientras que los externos disponían de conexión SCSI o por el puerto paralelo, poniéndose a la venta, posteriormente, unidades con interfaz USB.
Iomega no fue el único que puso discos Zip a la venta, aunque sí el único que fabricó las unidades lectoras (aunque Epson distribuyó una unidad bajo su nombre). Otras empresas como Fujifilm, Verbatim o Maxell también vendieron sus discos.
Finalmente, el Iomega Zip se vio sustituido en el mercado por los CDs grabables, cuyo coste por megabyte era mucho más bajo, además de disponer de una mayor capacidad. También la demanda a Imation por el click de la muerte tuvo su parte de culpa.
Muchas de las unidades acabaron fallando por un problema de calidad, que Iomega achacó al uso de discos no oficiales. Esto le comportó una demanda a la empresa que fue resulta, finalmente, a favor de los consumidores.